11.18.2017

306.- La perdición del mundo



306



El problema de Dios es el problema del mundo. El problema de Dios es básicamente que su existencia es por la fe, y el asunto del mundo es que la visión de esta forma de pensar, invención o no de la mente humana, es sostenida por la imaginación, la cultura, la ordenación del sentimiento con una intención determinada hacia ello, así como por el manejo que el dogma religioso ejerce sobre el individuo, evidentemente para someterle y vivir de él o sacarle provecho de alguna forma, a conciencia o por omisión de la verdad, como por ejemplo, sosteniendo en el tiempo por escrito o de boca en boca, esta idea primitiva de las deidades que nos resuelven los problemas de la vida y de la soledad universal creados por nosotros mismos, dado el carácter explotador de las relaciones de la sociedad o simplemente, por nuestra incapacidad para afrontar una verdad que nos pueda remover el endeble suelo de las conclusiones. 

Para responder a esta disyuntiva de Dios, de una vez y por todas, hay que entender que no se puede utilizar la razón para demostrar objetivamente lo que se cree por fe, pero lamentablemente, la fe ha intervenido en la razón, en la educación, en la ciencia y en el gobierno, lo cual es un ataque directo a la individualidad, la lógica y a la propia razón, cuestión que condiciona la existencia, la manera de vivir de los pueblos y las experiencias de los demás.

Por causa de la religión, existe el ateismo, el agnosticismos, y los diferentes niveles que separan el sí y el no, no obstante, si eliminas uno de los dos, no tiene sentido el otro. Por cierto, toda forma de violación, sagaz y respetada de la individualidad, libre albedrío y libertad del hombre, causa la violencia en uno y en el mundo. Pero no lo podemos ver directamente, en el caso de que nos hemos identificado ya con alguna posición que ofrece el mercado local de la tradición, pues como se ha dicho, el creyente no puede aspirar a que la filosofía o la ciencia le demuestre con la razón, algo semejante y relativo a la fe.


Ésta, por cierto, es para mí, una de las cuestiones mas serias en la vida que debemos resolver lo antes posible si queremos vivir de forma auténtica, con una mente libre y vacía de condicionamientos para descubrir la verdad.

Sola la sed de cordura, superación personal, educación y sólidos principios nos pueden redimir del acto de quedar presos en estas cuestiones que nos dividen en sectores opuestos en la forma de: ellos y nosotros. Ciertamente, esto no afecta la libertad de creencias, sino que cuestiona como las creencias cuartean la libertad individual, el pensamiento y la razón. La libertad de creer nunca puede ser prohibida.

La religión es creación del grupo, no es individual, eso es fácil de ver, como demuestra cada cultura, con su propia religión, conjunto de creencias o descreencias, y va más allá de uno mismo, pues a pesar de nuestra muerte, continúa en la conciencia de la sociedad si nos marcháramos hoy del mundo. De hecho sabemos por la historia, que ha sido con espada y sangre que las creencias se han extendido en el mundo y solidificado en las culturas, sin embargo, aunque podemos argumentar sobre la separación del método y la finalidad, tal indagación es superficial, pues no existe algo así como un método divorciado de su fin, objetivo, porque eso causa y efecto.

El problema que se nos presenta en el camino de encontrar la verdad en esto, es que la objetividad y subjetividad han traspasado sus umbrales, lo cual es un atentado a la cordura, al sano razonamiento y a la lógica, todo gracias a la influencia filosófica de la subjetividad mística. Si queremos descubrir algo no ideado por la mente humana, ni la religión ni la descreencia nos sirve de nada, pues condicionan el descubrimiento. Si vemos eso claramente podemos avanzar. 

En la actualidad, ciencia y religión compiten no entre sí, pero en el mismo terreno; en el caso de la ciencia por una teoría unificadora y por parte de la fe religiosa, por una religión universal que abarque a todas las demás, esta similitud accidental en el caso de las creencias afecta un pensamiento cuerdo, razonado, sin ninguna clase de distorsiones, no es sinónimo de mente amplia alguna.

Las insinuaciones y el contacto que la naturaleza hace en los sentidos, y viceversa parecen producir este fenómeno del misterio, pero no es un acertijo obligatorio que resolver por la fe, no obstante cuando refuerzan nuestras creencias,  lo subjetivo, (que no tiene realidad propia mas que la nuestra,) podemos ver que somos nosotros y nadie más, quienes damos de la energía de nuestro ser, y "es" por añadidura, pero su esencia, aunque real, no es verdadera.

Por este medio, no estoy ofreciendo al lector que compre una prédica para que se identifique, como no le queda mas remedio que hacer un sacerdote, un chaman, o un místico, sino que solamente señalo, entre otras cosas, lo que implica una mente libre y la disposición de ser sencillos con la verdad, alejados del factor de suponer que no estamos en control de nuestras propias vidas, lo cual es, sin dudas, el punto débil por donde la creencia religiosa encuentra un espacio para entrar y replicarse en las mentes humanas.

No brindo la libertad, sino que te invito a entender que la libertad es a priori de la búsqueda de la verdad de este problema, y que una vez que emprendes el camino, la pierdes, pues en el trayecto vas a necesitar identificarte con un sinnúmero de cosas para darle ser a lo que no lo tiene sin nuestra voluntad.

Hoy por hoy, como están planteadas las relaciones humanas y la tradición, es sumamente difícil afrontar este vacío que es el fin de toda meditación, iluminación, nirvanas, plegarias, reencarnaciones, resurrecciones, visiones y así sucesivamente la vieja jerga que ya sabemos que no tiene ser propio, más aún, sin salir ilesos de ello; pues amerita no solo el coraje de estar andar solos en un mundo que anda en otra onda, sino no dañar nuestra esencia con los traumas que traen estas creaciones culturales, y el daño que le hacen al individuo.



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