313.- Como la religión y sus creencias, pueden convertirse en la perdición del mundo

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Toda religión, creencia religiosa o espiritual que nos divida como especie, ya sea en buenos y malos, en adelantados y atrasados, en positivos o negativos, en iniciados y no iniciados, en unos mejores y otros no, en pecadores y santos, en elegidos o desechados, es enemiga de la humanidad, por cuanto, el ser humano no nace malo, sino que es desvirtuado por el prójimo y por el ambiente hostil en donde se desarrolle. Esta separación es falsa, pues no existe la evolución espiritual. El amor no evoluciona, tampoco la bondad ni la compasión, nada de ello puede ser distinto a lo que es, el odio no puede volverse en amor, ni la mentira en verdad. El amor, la bondad y la compasión están desde que existe el ser humano sobre la faz de la tierra y se han mantenido inmutables. La ignorancia de la verdad, es la que ha despertado esos falsos niveles espirituales que solo le hacen cosquillas al ego, pues el alma, el espíritu, o como le quieran llamar, no pertenece al tiempo, y las cosas que no pertenecen al tiempo están libre del factor evolutivo. El hecho es que queremos ser recompensados y reconocidos en el más allá por ser buenos, bondadosos, amables y dignos, ya que somos seres utilitarios, pero el amor, la bondad y todo lo bueno, si lo observamos, es recompensa en si misma, porque hacer el bien, es fuente de felicidad y regocijo no solo externo sino también interior. Por tanto, si no amamos a la humanidad, ni al ser humano, y la tierra toda, es fútil volvernos creyentes o ateos, o querer conocer a Dios, porque ese falso orgullo intelectual que nos motiva a identificarnos con una cosa o la otra es infructífero, vacío o incompleto de propósito.