Toda búsqueda espiritual conduce al descubrimiento del ego. El camino espiritual, nos incentiva a ser distintos a lo que somos, y es así que comienza el rechazo a ser personas comunes como los demás, todo esto movido por un premio trascendental, dependiendo de la manera en que se ajuste uno a un determinado patrón religioso sea oriental o occidental. Las creencias religiosas, si las examinamos, no tienen ser alguno, por ende necesitan del hombre y de la propaganda para obtener vitalidad como cualquier idea. El pensamiento, a lo largo del tiempo, ha creado esta cultura que por medio de la imitación, la respetabilidad, las jerarquías, el miedo y la tendencia primitiva hacia el pensamiento mágico, -entre otros factores- manipula la médula sicológica de la persona, creando, a veces, una confusión interior en dados casos muy difícil de superar una vez que uno se pierde en la búsqueda de si mismo y se identifica con la superstición. Si no te dejas engatusar ni estas identificado con este invento cultural, veras que los niveles espirituales no son más que derroches de vanidad.