La razón es un instrumento de la mente, un objeto de la realidad,
ninguna ideología es fundamental, de serlo pierde la cualidad del
cambio y deja de tener vida propia, para convertirse en una creencia que
satisface nuestra primitiva postura de adoración. ¿Por qué necesitamos
postrarnos a ideologías? Tal vez porque esa actitud de identificarnos,
pensando que seremos por ello libres, fue cosechada por nuestros antepasados,
como se hizo con el reconocimiento y la comparación entre individuos.
Ello crea su propia realidad evidentemente y cultura de masas. Pudo ser y puede ser de cualquier manera,
pero esa es la realidad y sus hechos cuando queremos estar a salvo todo el
tiempo. La razón es una herramienta, cierto, pero no la totalidad de la
naturaleza. De hecho, la razón se puede adorar a si misma, pero eso es
vanidad. Nuestros principios, no están separados del molde, aunque se
ajusten a sistemas de coherencia que estén en armonía con lo social e
interno, asimismo nuestro carácter es moldeado por el entorno y las
experiencias, a lo que sumamos la voluntad dirigida al desarrollo de las
inclinaciones propias, en fin las ideologícas pueden resultar en todo un juego mental.